Construyendo el suelo: todo un reto por delante

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A ver, el suelo de nuestra huerta malo no es, tiene su punto arenoso, su punto arcilloso, sus ganas de compactarse, sus lombrices fantasmas (vamos, que no hay ni una…) su materia orgánica cero, pero cero patatero… pero es un buen punto de partida para crear un suelo maravilloso, eso sí. Recién llegados como estamos a esta tierra, el desafío más monumental no es encontrar el tomate del año, sino cultivar un suelo vivo, con una carga microbiana potente, con toda la materia orgánica que seamos capaces de aportarle, con sus lombrices, ahora sí, reales, suelto y profundo: un buen suelo de cultivo.

Esa es la tarea real de cualquier huerta, de hecho, lo demás, viene casi por añadidura. Nuestro objetivo para este primer año es añadir y añadir más y más materia orgánica, que este suelo pide a gritos. Una vez que el equilibrio entre arena, arcilla y materia orgánica se equilibre, vamos a tener mucha más facilidad para cultivar y para controlar desequilibrios y plagas, de momento, este primer año, hay que trabajar muy seriamente en este aspecto.

Para aportar materia orgánica traeremos humus de lombriz, de momento lo compraremos a proveedores externos, pero en breve comenzaremos nuestro propio proyecto de lombricultura que nos permita autoabastecernos. Hemos puesto en marcha también una sección de compostaje vegetal y un servicio de reciclado de vuestros residuos vegetales. Hay zonas en la huerta dedicadas exclusivamente al cultivo de abono verde, que luego incorporamos como cubierta vegetal en los bancales. Hay en la biofábrica un montón de bidones dedicados exclusivamente a la fermentación de bioles de estiércol, tés de compost y extractos fermentados de plantas. Intentamos micorrizar cada hortaliza que sale del semillero y va al suelo, para que micorrizas, trichodermas y bacterias vayan estableciéndose en el terreno. Dejamos, por lo general, las raíces de las hortalizas que cosechamos, para que la próxima planta pueda beneficiarse del trabajo de la anterior. Cultivamos leguminosas para enriquecer los bancales que permanecen en reposo… y todo ello es un proceso a medio plazo, que luego será algo muy agradecido y sorprendente, pero que ahora mismo no es necesariamente fácil, requiere mucha paciencia, perseverancia y cariño.

Lo dicho, todo un reto.

Pero los resultados vendrán, ya lo veréis, antes de lo que parece.

 

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